La carga kármica de Virgo

September 18, 2025

Dicen que Leo proclama “yo soy el mejor”, mientras Virgo susurra en voz baja: “yo soy perfecto”. Esa frase, tan simple, ya revela la semilla de su carga kármica.

Virgo observa con lupa, desmenuza la vida como si fuera un rompecabezas infinito. Bajo el ala de Mercurio, se enciende una mente crítica que detecta fallas donde otros apenas ven superficie. Cuando esa energía fluye, se vuelve medicina: servicio, reparación, cuidado. Pero si se tensa, se convierte en un nudo de control, autoexigencia y la sensación punzante de que nunca alcanza. El perfeccionismo entonces esconde la grieta más profunda: “si todo está en orden, quizás nadie note mis fracturas”.

La mutabilidad de Virgo es su paradoja: ansía la quietud, pero intuye que todo cambia. De ahí su impulso de ordenar lo inestable, como si pudiera atrapar la marea en un frasco.

Y sin embargo, tod@s llevamos algo de esta frecuencia. Yo misma lo viví: lancé mi página web en pleno mes de Virgo y aprendí que ningún orden se sostiene intacto. Piscis, su opuesto, me susurró desde el fondo: “acepta lo infinito, suelta el ajuste eterno”. La verdadera perfección estaba en reconocer que ya era suficiente.

El eje Virgo–Piscis es un espejo de dos lenguajes del alma: Virgo clasifica y pule; Piscis se rinde al caos sagrado. La carga kármica de Virgo es rendirse, abrir la mano y confiar en esa aceptación pisciana que no exige nada.

El mito de Astrea, la doncella que huyó del mundo al no soportar su corrupción, ilustra bien la herida: Virgo sueña con pureza, pero corre el riesgo de exiliarse de la vida. El aprendizaje no es escapar, sino quedarse. Descubrir que la pureza se esconde entre las grietas, y que el verdadero servicio nace de la compasión, no de la exigencia.

Con Amor,
Andre
Estudiante Cósmica